Ranjiv’s Song


~Houseki~
I want you to call me with a name that is unique
It's sleeping somewhere in a world
That no one knows of It will shine forever in my memory and future
I have the feeling that these compensatory wounds support my feelings
Right now, I want to thaw your heart with pain instead of gentleness
Like a shadow that you can't run from, I'll always be close by your side
The tears that you dropped become sparkling jewels that decorate my fingers
We can surely cross over this shining field together

Estado: Con dolor de cabeza...
Música que escucho: Gravity (Zlata Ognevich)
Download: Nada...

Endless Story: A continuación podrán leer la segunda parte del episodio titulado “Adicto a ti“.


Miró por la ventana de la sala hacia el amplio jardín, allí se encontraba su hija Masako, se la veía alegre jugando con ese chico. Que hiciera un amigo tan pronto en la zona le resultaba conveniente. Gracias a la presencia de ese muchacho que tanto divertía a su pequeña, él podía disfrutar sin preocupaciones ni constantes interrupciones los juegos de adultos que tenía programados.

Los minutos pasaban y su amada no aparecía. Imaginó el por qué, era de esperarse que se negara a salir del dormitorio vistiendo aquel uniforme. Había cerrado con llave el armario por si se le ocurría tomar sus prendas para vestirse, y la ropa que ella llevaba el día anterior la mandó a lavar.

Ansioso por verla no esperó más, consideró que ya le había dado bastante tiempo y era hora de que comenzará el trabajo como doncella. Se detuvo frente a la puerta del dormitorio, estuvo a punto de golpear, pero terminó abriendo sin aviso. La vio de espaldas, parada frente a la biblioteca, con una pequeña toalla cubriendo la parte más íntima. Entró con pasos silenciosos gracias a la alfombra, se preguntó que estaría viendo allí con tanto interés. Por un momento consideró atacarla por sorpresa quitándole la toalla, pero finalmente se contuvo. Estiró sus brazos acorralando a Engel contra la biblioteca, haciendo que esta volteara a verlo. –Que doncella tan curiosa, husmeando entre las pertenecías de tu amo… ¿o estabas haciendo limpieza?-, dijo al notar el sobre que llevaba en la mano. -¿Planeabas abrirlo?, deberías saber que leer la correspondencia ajena no es correcto… Te salvas del castigo esta vez porque fue escrita para ti. Debí entregártela hace muchos años, pero en aquel entonces no tuve el valor para hacerlo.


Seguía mirando aquella carta, sus pensamientos se sumergieron en aquella leyenda, deseaba saber su contenido, conocer a quien le escribió tal pensamiento, no, en realidad quería conocer mucho más de lo que ese sobre ocultaba, aunque... Tal vez era mejor aceptar que para el mayor había alguien más o hubo... No importaba el caso, la situación era la misma, todo lo que le dijo era mentira, en realidad nunca le importo él.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien había entrado, sólo se percató de aquella presencia cuando lo escuchó, y vio su brazo haciendo una prisión para él, se giró para verlo. -Sólo estaba viendo cual enfermo estás...-, emitió en forma seria pasando a ignorarlo, aunque no pensando en devolver ese sobre, era mejor quemarlo. Lo miró con sorpresa cuando oyó esas palabras, no podía creer en ello, aunque si era así... No, debía de negarse a ello, no podía volver a creer en algo que no existía... En realidad todo podía ser parte de un juego, continuar con esa actuación del pasado... se mordió el labio.

Cerró los ojos unos instantes buscándose a él mismo, no deseando sentir una opresión en su pecho al recordar todas esas fantasías que le hizo vivir, toda esa mentira... Una mentira que descubrió ese día, ese momento que él... No podía volver a ese juego de nuevo, sólo debía de ver que estaba allí como parte precisamente de haber perdido uno... Decidió negarse a sus pensamientos, y desaparecer haciendo que la otra persona tomara su identidad.

Alzó su brazo rodeando el cuello del mayor tras quemar el sobre. -Entonces no es necesario que lo lea.- Lamió los labios de ese hombre, jugaría un poco con él, sólo deseaba distraerse y ver hasta qué punto esa persona estaba despierta. -Sería mejor que me dijeras lo que allí había si aún lo sientes.- Se pegó más a él frotándose con descaro, provocando que se cayera la toalla por el movimiento. -¿O deseas susurrármelo en la cama?


Inesperadamente provocativa, diferente. Tenía otra expectativa para su primer día como amo. Pensó que era ilógico no sentirse complacido por aquel comportamiento de su prometida, pero lo cierto era que no estaba actuando como la doncella de sus fantasías. Esperaba molestarla con su pervertido juego, verla adorablemente irritada, tímida, y recién luego de un constante acoso provocar que la inocente osita se rindiera.

-¿Vas a entregarte tan fácil?, ¿qué ocurrió con la doncella tsundere con la que ansiaba jugar?-, cuestionó al pensar en la posibilidad de que estuviera siendo poseída en ese momento. En sus planes para el día no había considerado la intromisión de otros jugadores.

Tomó a su obsesión en brazos y la arrojó sobre la cama, junto al uniforme que allí se encontraba en espera de ser usado. Vio el modelo pensando que aquel hombre tenía unos fetiches interesantes. Se posicionó sobre el cuerpo portador de su adorado, recorrió el torso desnudo con sus besos hasta terminar en el cuello, y entonces se dispuso a responderle. –Suelo expresarme con acciones más que con palabras, no podría componerte una poesía cursi como él escribió para ella, pero te expresaré verbalmente mis sentimientos si así lo deseas. Comencé admirándote como un formidable rival, pero en cierto punto descubrí que igualarte en poderío, o incluso superarte, no era suficiente. Verte con otro me resultaba insoportable, y comencé a preguntarme por qué. Comprendí que estaba celoso, quería hacerte mío, poder pasar más tiempo a tu lado, convertirte en mi amante. Desde que te conocí fuiste el centro de mi vida, y quería ser el centro de la tuya. Alguien me dijo una vez “Estás enfermo, ese sentimiento retorcido y egoísta no es verdadero amor”, esa persona no podía comprender mi intensa forma de amar. Respóndeme, ¿pones en duda si mi amor por ti es real?


Sonrió. -Decidí cambiar los papeles para algo más entretenido.- Dejó un par de mordidas en el cuello del mayor, estaba entretenido en su juego, le gustaba siempre llevar la ventaja, no le agradaba ir al ritmo de los demás, y debía de tomar en cuenta que su portador en esos momentos no deseaba saber de nadie, así que podía entretenerse tanto como quisiera con esa persona.

El ser levantado para ser depositado en la cama no era nada en especial, el tener ese cuerpo entre sus piernas tampoco era gran cambio… pero, ese recorrido de besos demasiado familiar como para ignorar de que hombre se trataba, ahora era claro que no era el que tenía interés en su portador, sino más bien aquel que se ligaba a su pasado, las palabras que fueron dichas lo confirmó.

-La última vez que nos vimos…-, Le acarició el rostro. -Te lo dije… Si tanto me amas muere por mí.-, Le mordió el labio cuando lo tomó por el rostro acercándolo más. -Aún cuando crea en tu amor no significa que algo cambiara, soy una persona demasiado egoísta, y también muy vengativa, así que aún no te perdono por tus crímenes.-

Acarició su torso, y fue descendió más abajo del vientre, rozando sobre el pantalón aquella zona escondida, siguiendo un juego de tentar esa zona. -Puedo tentarte todo lo que quiera ahora, pero no pasará nada en este día.- Apartó por fin su mano dejando esa provocación, salió de debajo del otro para vestirse, seguir desnudo delante del otro seguro era encantador para ese susodicho, pero no estaba para satisfacerlo, así que mejor vestirse con esas cosas.


Cuando su adorado se desprendió de su labio respondió. -Morí por ti una vez, y debo admitir que lo disfruté. No pude tener mejor muerte que esa: Quien me arrebató la vida fue mi amado en un ataque de celos, ¡un acto demasiado adorable!... Eso pensé en mi agonía, aunque también me preocupé por dejarles el camino libre a otros hombres que pudieran desearte… Me pregunto si otros tuvieron el privilegio de tenerte como amante en el tiempo que no estuve para contro…-; Sus palabras fueron interrumpidas por el sentir de aquella mano provocando su miembro. Esa si había sido una buena forma de morir, pero sin dudas sentirse vivo era mucho mejor. Ante la seductora fricción aquella zona erógena no tardó en sentir la tela como una prisión de la que deseaba liberarse.

Se desilusionó al escuchar esa negativa y al ser despojado de la calidez del nuevo cuerpo de su obsesión. -… En esta vida jugaré contigo mucho más tiempo, te lo aseguro. ¿Acaso en mi ausencia no me extrañaste ni un poco?-, dijo mirando fijamente como se vestía con aquel uniforme. No era como el de las otras doncellas que trabajaban en la casa, era un modelo provocador y con exquisitos detalles: Blanco y negro. La falda era corta con un vuelo pronunciado que acababa con una puntilla. Mangas cortas abullonadas. Guantes, medias tres cuartos y delantal níveos. Zapatos de charol oscuros. Moños en cuello, calzado y el que con dificultad intentaba armar para ajustar el mandil. Dejó la cama para ayudarle, levantó el cierre que había dejado a medio subir y formó el gran moño en la cintura.


La prenda íntima acarició su cuerpo dejando ocultar parte de él, luciendo en constante con su piel por la tonalidad de esa prenda demasiado atrevida, antes de seguir con las otras, siguiendo cada camino lento de forma suave para no seguir luciendo su piel sin vergüenza alguna, aunque las prendas no fueran de todo su agrado, pero, era mucho más aceptable que continuar desnudo por allí, además mientras terminaba de arreglarse evitaba pensar en otra circunstancia.

Rió a saber sus palabras. -Hubo un hombre que fue muy importante en mi vida más que cualquiera.- Aceptó con una tranquilidad que podía reflejar la sinceridad completa, estaba diciendo la verdad, sólo existió un ser en toda su vida que fue lo más importante dentro de su existencia, una verdadera razón para destruir a cada unos de sus enemigos haciendo de aquel reino el mejor.

-¿Por qué debería de extrañarte?-, cuestionó con suave sonrisa y le permitió ayudarle con los últimos detalles de su vestir, cerrando unos segundos sus ojos, recordó ciertas cosas de sus pasado, aunque pronto olvidó, no era bueno ir entremezclando las cosas, aunque si podía hacer una baraja de recuerdos para confundir a su portador. -No lo hacía… En mi primera vida o en las siguientes estuve demasiado ocupado como para pensarte…-

Se giró pero sin apartarse, viendo al otro. -¿O dirás que si me extrañaste cada que despertabas en un portador?-, cuestiono con interés, aunque dudaba que fuera de esa forma.


-Te busqué, cada vez. Me encontré con quien fue mí prometida en unas cuantas de esas vidas, pero el destino se negó a cruzar nuestros caminos… hasta ahora. Te extrañé, si, demasiado… En una ocasión, ella me dijo que aferrarse al pasado era demasiado doloroso. Sentía lo mismo que yo, estaba frustrada, había pasado varias vidas buscando a alguien sin suerte… Me pidió que nos diéramos la oportunidad de estar juntos… Me guió a su alcoba para que nos consoláramos.-; detuvo la narración unos segundos, quería que aquella pausa prolongara la duda sobre su fidelidad un poco más…

Prosiguió, -Me recosté en la cama, ella subió sobre mí y mientras mi camisa desabotonaba mi mirada no estaba perdida en sus ojos, sino fija en la puerta… Estaba expectante por la ilusión de que irrumpieras en el dormitorio, celoso como el día que interrumpiste mi boda… Estúpido… eso era un imposible, así que en el momento que ella pasó a desabrochar mi pantalón yo mismo fui quien impidió que aquel acto se concretara.-, respondió.

Al fin lo había encontrado. Quería hacerle el amor, sentir el placer carnal del que no había gozado por tantos siglos. -Nostalgia, déjanos ser un espejo al pasado…-, pronunció haciendo que su magia los mostrara con la apariencia original. Lo sujetó por la muñeca y lo arrojó a la cama. –Deseaba ver como el viejo Kyrus luciría ese peculiar uniforme. Te ves bien.- Atrapó el cuerpo de su amado debajo del suyo. –Gatito...-, lo llamó apreciando las orejas felinas sobresaliendo de la dorada cabecita. –Deseo que mi pasión una vez más vuelva esos adorables apéndices inertes, te amarraré como en aquel entonces si es necesario…-


Oía sus palabras escuchando sobre aquel encuentro, el ponerse celoso por algo que no era de su incumbencia era tonto, pero, aun así... No importaba todo el tiempo que pasara o las diferentes vidas que encontraran, el portador tampoco debía de ser un factor a tomar... Y era allí que recaía el problema, le estaba narrando algo que iba hacer completamente él, no importaba que sólo lo pensara, seguía siendo la misma tracción, pensar en quemarlo era poco, en realidad en ese momento podía conjurar varias ideas de muerte.

El relato se completó, no era cuestión de creer o no que ese acto realmente se había detenido, era sólo ver que había una traición, no estaba muy contento en perdonar ello, se le hacía demasiado molesto en solo pensarlo, era lo peor.

Desvió sus pensamientos ante su antiguo reflejo en el espejo, viéndose así dentro de aquel conjunto indiscreto, no pudo observarse tan bien pues fue tirado de nuevo en la cama, mirándolo al escuchar tal declaración rió. -No tengo deseo de que eso pase…-

-Y si tu declaras que mi esclavo es impuro, esa puta lo es mucho más…- Invocó fuego alrededor de su cuerpo, uno que no quemaba pero dejaba sentirse la sensación de arder por sobre piel que tocara. -Aún cuando no haya sido en este tiempo, y aún cuando pude pensar concederte una alegría, ahora me retracto completamente de ello, ahora más que nunca te haré sufrir…-


No eran flamas que pudieran envolverlo hasta rostizarlo, pero si hacían a su piel escocer. Las aceptó como un divino castigo y una muestra de amor, sin buscar apartarse de inmediato. Afectado por aquella tortura no pudo contener el encantamiento, perdiéndose las apariencias recreadas. Mordió su labio intentando retener queja alguna, pero vencido por el dolor dejó escapar un intenso gemido.
Toleró el ardor provocado por las brasas de su adorado lo más que pudo, hasta que agotado por el maravilloso sufrimiento se apartó del cuerpo de su obsesión. Rodó dejándose caer al suelo, donde esperó que su magia calmara ese sentir para recuperado hablar.

Se levantó, y habló. –¡Tal muestra de celos me hace sentir amado!-, exclamó complacido. –Tu esclavo es un estorbo en nuestra relación, es un verdadero rival porque es importante para ti, más de lo que yo lo soy. En cambio, esa mujer es solamente una de mis herramientas para provocar en ti adorables reacciones, nada siento por ella.-, expresó con total sinceridad, mirándolo a los ojos. -… Pero si me entero de que vuelves a tus juegos lujuriosos con ese tipo, podría pagarte con la misma moneda… Juguemos justo, ¿por qué debería serte fiel mientras andas con otro?-, cuestionó. –No puedes pretender que sea exclusivamente para ti, cuando no estás dispuesto a dedicarte a mí por completo.-


Continuaba con aquellas llamas en espera de que el otro se apartara, no estaba nada feliz de lo que había dicho, aún cuando nacía una "disculpa" eso no era suficiente para aceptar otorgarle un perdón, y no importaba como se viera continuaría torturándolo, aunque más que por el enojo era también porque disfrutaba tanto ver a los otros sufrir.

-¿Por qué debería dedicarme a alguien que tardó tanto en saber sus sentimientos?-, cuestionó con media sonrisa pasando a sentarse en la orilla de la cama, cruzó sus piernas. -Mi esclavo fue bueno en todo lo que yo deseaba así que es normal que le tenga aprecio...-

-Puede que continué jugando o no... Aunque si no fuera así no significa que no piense en él cuando otro me toca, ¿o acaso estás seguro de que pensaba en ti mientras me tomabas?- Su magia se dejó de notar, pero, en esas palabras se encendieron de nuevo con gran intensidad casi provocando realmente quemar todo.

-Adelante, puedes ir y acostarte con el que desees, al igual que en el pasado no te lo prohibiré, pero eso no significa que alguien quede con vida.-


Al fin tenía la suerte de encontrar en otra vida a Kyrus, ¿pero por qué tenía que coincidir con el encuentro de aquel otro hombre de su pasado que tanto aborrecía? Bastante difícil era lidiar con él como un recuerdo, no quería soportarlo presente.
-En ese caso te mantendré ocupado matando por mí, así no tendrás tiempo para ocuparte del otro.-, respondió.

Se sentía sofocado en aquel ambiente tenso y ardiente que se había formado, su cuerpo transpiraba, y su erección sin satisfacer se estaba volviendo incomoda. Se quitó la chaqueta y abrió una de las ventanas del dormitorio, pasando su piel a refrescarse un poco por el viento que lo acariciaba. Vio en el jardín a la pequeña hija de su portador y pareja, recordando entonces la declaración que antes de morir había escuchado de los labios de su adorado. En su momento de agonía se había enterado de que su amante estaba embarazado, murió sin llegar a conocer a aquella vida originada por la unión de los dos.
- Me hubiera gustado criar contigo a nuestro hijo, pero perdí la oportunidad. Cuéntame sobre él o ella… ¿Alguna vez te preguntó sobre mi?, ¿le hablaste sobre su padre o preferiste evitarlo?...


-Por él no debo de matar.-, sonrió relamiéndose los labios. -Es él quien mata por mi.-, Lo había entrenado bien, nunca hacía nada diferente de lo que él deseaba, no se preocupaba porque lo engañara porque sabía que antes se cortaba las manos que hacerlo, era su mejor juguete aunque también sus caminos estaban torcidos.

Volvió a verse al espejo, rozó sus orejas oscuras que no era posible ocultar, y eso no le importaba en realidad, aunque prefería las felinas esas redondas tampoco estaban mal, escuchó aquellas palabras que se acompañaron con la duda sobre aquel fruto que dio, rozó su vientre aunque en su memoria se cruzó otro recuerdo donde había dolor.

Su mente de pronto se sintió confundida como si las películas se mezclaran haciendo que el dominio de su nombre desvaneciera de pronto, parpadeo notándose enfrente del espejo cuando estaba viendo una carta, pero, lo peor es que ahora estaba vestido con esas ropas, deslizó sus manos por la falda tocando el borde.
Un silenció intenso rodeó aquel ambiente, deseaba quitarse eso, pero quedaría desnudo. Giró recordando que aquel hombre entró, lo buscó con la mirada.


No recibió respuesta. Volteó y buscó la mirada ajena, demandando contestación, pero era evidente que había llevado la conversación a un punto muerto con aquella cuestión. Suspiró resignado ante el prolongado silencio. – ¿Crees que no tengo derecho a saberlo?... En ese caso, te haré revivir la experiencia, esta vez con mi compañía.-, dijo acercándosele y envolviéndolo con sus brazos por la cintura. Cuando deslizó una mano hacia abajo buscando meterla debajo la falda, el reaccionar de su pareja fue inesperado, encontró en esa persona una timidez que no era propia de Kyrus. Claro estaba que había sido abandonado, se sintió irritado al descubrirse ignorado de aquella manera. Pensó que su obsesión debería haber aprendido que escapar no le favorecía. -Te ocultas de mí, pero sé cómo hacerte salir de tu escondite.-, dijo en voz alta. Aunque dudaba si era escuchado por el otro, con sus acciones daba por seguro que lo despertaría.

Se dirigió hacia el rincón de la habitación donde había apreciado la presencia de un interesante adorno, en un soporte reposaban tres sables de diferentes largos. Tomó el mediano y le quitó la funda, notando que tenía filo pasó uno de sus dedos sobre la hoja causándose un pequeño tajo que secó con una caricia de su lengua. Volvió a acercarse al albino y de pronto alzó aquella arma contra él. –Recuéstate en la cama, si me desobedeces te cortaré.-, amenazó.


Lo vio pero aquellas palabras que le dejó escuchar hizo que se confundiera, no entendía de que estaba hablando, en ese instante no tenía recuerdo de aquella pequeña brecha de tiempo donde paso a estar con una toalla a usar esas ropas, y mucho menos el encontrar una distancia entre él con ese hombre, así que no podía comprender de que hablaba, pero algo era seguro, ese no era Masamune.

En su mente cayó la idea de que fue el tema al sentir esa mano colarse bajo su falda, se alejó por el roce que fue apenas notable en esa zona, lo empujó pues no deseaba tener cerca al intruso, además de que sus mejillas mostraron un leve sonrosar inevitable, pues aunque se tratara de un “extraño” el cuerpo era el mismo.

Cuando el otro se apartó buscó salir de aquella habitación caminando hacia la puerta, pero antes de poder abrirla lo escuchó de nuevo, esta vez con una amenaza notando aquel sable que había tomado. -No soy el que buscas… No pienso obedecerte…-, declaró volviendo la mirada a la puerta para poder encontrar la perrilla y girarla.


Ágilmente desplazó el sable buscando evitar que su presa escapara del cuarto, provocándole un corte en el antebrazo que apartó aquella mano que intentaba hacerse camino para la huida.
El ruido de rechinar cadenas se hizo escuchar en la habitación. Las cadenas invisibles envolvieron las muñecas y tobillos del albino, y de un tirón lo jalaron con brusquedad hacia el lecho. Las extremidades quedaron inmóviles por aquella magia que las retenía en tensión, sujetándolas de los postes de la cama.
Se acercó a su víctima y con el sable hizo un tajo en el uniforme de sirvienta, dejándole el pecho al descubierto. Subió a la cama posicionándose sobre este, extrañándose porque aquel no hacía uso de magia alguna para apartarlo. Demasiado fácil, no tenía comparación con la dificultad que representaba domar a Kyrus, aún así, no descartaba que estuviera esperando un momento de distracción para atacarlo, tenía que mantenerse alerta.

Planeaba excitar aquel cuerpo habitado por dos almas en busca de recibir respuesta de su obsesión, ya fuera por desatar la furia de este por celos o porque deseara revivir la experiencia de tener sexo con él. Concentrarse en mantener activa su magia y dar placer a la vez era una incomodidad, pensó, y buscó con la mirada si en aquella habitación había algo que le sirviera para amarrar.

Se dirigió hacia el escritorio, sobre este había varios papeles apilados y una computadora. Desconectó los cables del aparato y con estos en mano volvió a acercarse al albino, sustituyendo las cadenas.
Con mayor comodidad al desvanecer su magia, volvió sobre la víctima. Deslizó su rodilla bajo la falda, dejándola ubicada de por medio a las entrepiernas de Engel, y con un movimiento suave comenzó a frotarla sobre la vagina.


Ardió donde su piel fue cortada, soltando la puerta por el reflejo ante aquel acto del otro. Se sostuvo la herida que dejó sentir el liquido carmesí de forma tibia y fría a la vez, que daba presencia de ese ardor por su brazo. -No pienso quedarme aquí.-, anunció firmemente para salir, pero de la nada fue empujado hacía la cama, y cayendo sobre esta se dio cuenta que no podía moverse, el removerse sobre la cama no dejaba la mejor forma visible por el estilo de aquel uniforme, -¡Suélteme!-

Cerró los ojos cuando aquel sable volvió a atacarlo pero esta vez haciendo que rasgara parte de aquel uniforme, deseaba tener sus pies libres para patearlo pero no se movía sin importar cuando se esforzara. No deseaba pensar que todo ese acto invisible era magia, no deseaba relacionarlo con eso, aunque era claro que se trataba de eso, pero, no pensaba caer en el mismo juego cada que usaba un poco de magia pasaba a despertar el otro, además la magia era una inversión o algo para locos, no, no podía ni siquiera estarlo pensando, todo eso tenía una explicación lógica, sólo faltaba encontrarla.

Dejó de moverse porque no lograba mucho y sólo se agotaba, debía de pensar con calma, en un segundo seguro que esas cosas que no veía se iban. Cuando se sintió libre de esa presión inexistente a la vista, buscó zafarse pero en sus muñecas se cerró en el cable de algo, alzó la vista buscando ver qué, pero no distinguía demasiado a lo aferrado a la cabecera de la cama. -Maldito pervertido.- Gruñó contra ese intruso del cuerpo del mayor, aunque para el caso eran los mismos, unos enfermos. Jaló fuerte sus manos para zafar aquel cable y dejar libres sus muñecas, pero el estilo del nudo hacía que se cerrarse más provocando raspar la clara piel. El esfuerzo combinado con la pena al sentir el roce de esa rodilla provocaron sus mejillas cubrirse de un carmesí, se mordió el labio. -Masamune Idiota.-, Sabía que no era él, pero era el único nombre que conocía, además era su culpa.

Esta entrada ha sido publicada en Mis obras, Rol y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

One Response to Ranjiv’s Song

  1. Suan dijo:

    Si, apoyo lo que dice engel: Masamune Idiota

    Jajaj Aunque al masoka le gusta escuchar eso xD

Responder a Suan Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *