~Dancing in The Velvet Moon~
The silver flames engulf the sky
No one can break the chains of love
Cast a sweet bewitching charm on me
Only you can accept my primal instincts, my forbidden melodies
Hurry... Catch me
Estado: Creativa
Música que escucho: Blue Hole (Alieson)
Download: Nada...
Endless Story. Siglos atrás vivieron Ranjiv y Kyrus, dos poderosos nobles que se enfrentaron en batalla, dos enemigos que se convirtieron en aliados de lucha y amantes. El primero mostró supremacía logrando convertir al segundo en su fighter y esclavo. Kyrus fue despojado entonces del nombre mágico Tortured, pasando a compartir el nombre Obsessed con su nuevo compañero de batalla. Masamune y Engel se conviertieron en recipientes de los espíritus de aquellos dos.
Masamune y Engel lograron ingresar al castillo de la isla...
Se desplazó por los pasillos del castillo. La lámpara de gas había dejado de brindarle luz, pero allí adentro consiguió una antorcha artificial. Un gran espejo reflejó su figura. Se acercó a este para ver en detalle su ojo derecho, en el cual aún sentía molestia. Una nueva marca para su ojo herido, ¿una infección? De pronto su reflejo se transfiguró, por un instante vio la imagen de alguien más. Un hombre de piel morena, cabellos castaños y ojos heterocromos. -Incluso un fantasma, esta atracción tiene de todo.-, murmuró para sí mismo sin alterarse, convencido de que se trataba de un truco. Alumbró su reloj, este marcaba la medianoche. Debía encontrar rápido a Engel, pues también jugaba el tiempo límite en su contra. El evento en la isla se daría por terminado a las dos.
Al ser consciente de la hora, pensó que estaba perdiendo el tiempo allí dentro. Recordó que la gitana había mencionado que solamente otro pirata tenía en su poder la llave del castillo, y si aún se encontraba por ahí merodeando era innecesario encontrarlo. Tampoco permanecer allí más tiempo para juntar ítems le parecía razonable. Giró sobre sus pasos decidido a abandonar el lugar, volver al exterior en busca de Engel, cuando una voz en su cabeza lo detuvo. –Error. Está aquí, tu tesoro y el mío, puedo sentirlo.- Esas palabras resonaron en su mente, y su conciencia se desvaneció por un momento.
Despertó, parado frente a una puerta dorada con la figura de un león tallada, entreabierta. Se sentía como sonámbulo desconcertado al recién despertar. Pensó que aquel reino estaba encantado realmente. Desplazó aquella entrada nervioso, como si esperara encontrar un monstruo en el interior de aquel salón, pero al contrario de la imagen que había creado en su cabeza, allí adentro había un ser de gran belleza que él conocía. Alguien familiar, un atractivo cuerpo que podía apreciarse exquisitamente gracias a la ropa ajustada que delineaba su figura, de corto cabello de plata y dos pompones negros asomándose sobre aquella cabecita. Su prometida estaba de espalda a la puerta, compenetrada mirando una pintura que decoraba la sala. Aprovechó aquella distracción para atacar, se acercó a esta con cautela, sin hacer ruido, y la sujetó de la delgada cintura con el brazo derecho mientras con el otro la descoronó.
Estaba fascinado con aquella reconstrucción, no sabía porque lo decía, pero, era completamente consciente de que aquello era una imitación, era como si el destino jugara en su contra a hacer de aquel castillo el ideal para ese juego macabro. Las yemas de sus dedos delinearon el marco de la pintura como si con ellos dijera que era el material equivocado, llegó al punto donde inició y se sumergió adentro del arte tocando esos trazos tan vividos pero falsos. -Esta no es...-, Emitió antes de apartar su toque de aquel cuadro pero sin dejarlo de ver.
Veía la gran soberbia de aquel león, esa magnificencia única de su poderío, rasgado su pelaje el tono carmesí de sus oponentes seguramente, pues bajo sus patas yacía un mar de cadáveres, esqueletos, y cuerpos frescos destazados, los ríos de sangre se bañaban con la caricia de flores doradas.
Sólo bastó admirar aquella pintura para viajar hacia un pasado distante, donde el sostenía un pincel en tinte rojo, pero a la vez no era su mano quien lo sostenía. Rompió el encanto cuando alguien lo sujetó sin remedio, viendo la sombra de aquella mano que buscaba descoronarlo, le sintió tan cerca pues aquel adorno acarició su cabello para abandonarlo. Soltó un golpe en el costado, apartandose de esa cercanía, y aquella corona cayó al suelo en medio de ambos cuerpos.
La espada que había encontrado fue lo primero en ser sujetada en su mano, y quedando en posición de defensa en un movimiento de esta hacia abajo, pero en diagonal, miraba a quien lo sorprendió de esa forma, lo miró con enojo. -Como osas tocarme con tus sucias manos.-, Emitió molesta su voz. –No vuelvas a poner uno solo de tus dedos sobre mí… Mejor ve a tocar a tu sirenita o ¿será que ya la has encantado tanto que te aburristeis?- Odio, ese era el sentimiento que describía su fría mirada, pero a la vez era otro sentir que era tan intenso como el primero, y que se negaba a manifestarse completamente, por lo cual era un singular luchar, como verse desvanecer la leyenda “Tortured” y notarse otra distorsionada en su mirada derecha, antes de volver de nuevo ese NOMBRE mágico.
Tortured se revelaba contra aquel que estaba frente suyo, y por ello aquella espada que sólo era un adorno camuflajeado para "herir" ahora se notaba brillar al verse rodear por magia haciendo que su hoja tomara filo real.
-¿Me viste con la sirena en el cementerio de barcos? Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua, solamente me acerqué a ella para sacarle algún provecho en esta batalla. No estoy interesado en esa mujer, rocé su piel con mis dedos para darle algo de motivación, para ella significó mucho pero para mí nada. Si realmente la hubiera deseado, la hubiera poseído sin problemas, ella se hubiera dejado con gusto. Y entonces estaría con ella ahora, no contigo. Que te quede claro que para mí fue una simple actuación sin ninguna intención aparte de conseguir su ayuda en el juego, no sentí absolutamente nada al tocarla. Es curioso como aunque dices no amarme un mínimo contacto como el que tuve con aquella sirena puede alterarte hasta este punto. Lindo juguete encontraste, se ve peligroso. Adelante, castígame si es lo que quieres.
Rió a escuchar aquella respuesta, y es que lo aceptaba tan libremente que le causaba risa, no, no era realmente eso lo que le provocaba reír de forma fría con un abismo entre cada sonido desprendido de su garganta, era mucho más, un sentimiento irreal entre esos dos conocidos presentes, y a la vez desconocidos de la misma época.
-No te amo, no siento nada por ti, sólo eres un juguete que puedo utilizar a mi antojo y hasta que decida que puedes ser libre para seducir a otros no tienes ese derecho.-, Emitió en grado posesivo, la espada acarició el suelo con la punta del filo haciendo saltar chispas en ese contacto, y en curva llegó a estar en el roce del cuello del otro.
Sólo necesitaba hacer un poco de presión para desgarrar aquel cuello, e iniciar la suspensión del aliento hacia los pulmones, el brotar de la sangre en el fingido intento por seguir ese proceso, ese paso único de mediador. -Y si hubiera visto a esa miserable que tocó algo mío ahora mismo sería historia.-, Se relamió uno de sus colmillos. -El destrozar cuerpos, y ver fluir la sangre como rocio de la mañana es el mejor arte.-
-Recuerdo cuando armé un harén sólo para molestarte. Habías sido un mal chico, así que te privé de ser mi esclavo sexual durante varios meses. Y entonces decidí irritarte más mostrándote a aquellos que serían tu reemplazo. Pobres desgraciados, sus horas estaban contadas desde que ingresaron al castillo. Hiciste una masacre aquella noche.-, expresó a través de los labios de Masamune.
-Esta persona y yo tenemos algo en común que nos une, la obsesión. Alguien debería enseñarle como domar a su adoración. Ante la mínima intención de liberarse, debió encadenarla por el resto de su vida. A mí nunca se me hubiera escapado.-, dijo mientras la marca del ojo derecho de su portador terminaba de definirse, y haciendo un movimiento con sus dedos ató el cuerpo de Engel con sus cadenas invisibles.
Esa voz, la conocía perfectamente bien, no, era diferente timbre, el tono, era todo diferente pero al mismo tiempo era la que recordaba, nunca olvidaría a ese desgraciado, era la persona a la que más odiaba aún cuando... Eso no importaba en ese instante, ahora se sentía rabiar aún más al recordar esa estúpida escena, no era que le importara estar en su cama, pero, no le gustaba compartir.
-Suéltame.-, ordenó inmediatamente al sentir aquellas cadenas, y sabiendas de que chocarían de nuevo invocó el fuego que tanto dominaba en su magia, rodeó ambos cuerpos al hacerse una especie de círculo. -Hazlo ahora si no quieres morir rostizado, dudo que tu portador soporte su nueva adquisición.-, declaró refiriéndose al nombre.
Lo pensaba con detenimiento, el suyo tampoco soportaría pero prefería hacer eso que ceder ante las demandas de alguien que lo irritaba demasiado. Miró la espada en el suelo, necesitaba recuperarla, su cuerpo se rodeó de fuego sólo en el contorno de aquellas cadenas sin color, viéndose ahora en el ardor de su magia mezclada.
El ardiente ambiente fue congelado por su poder, y aquellas cadenas invisibles fueron desplazadas bruscamente con un mover de sus dedos atrayendo el cuerpo de Engel hacia él. Con otro movimiento hizo levitar la corona que se encontraba en el suelo para atraerla a su mano, la cual posó sobre su cabeza tras quitarse el sombrero de pirata. –Al fin probará un poco de lo que ha deseado todo el día.-, dijo refiriéndose a Masamune, sujetando el mentón de aquel cuerpo que colgaba frente a él. -¿No abrirás tu boca para mí?-, preguntó ante aquellos labios que hacían presión evitando que él pudiera jugar con su lengua allí dentro. Ante la negación, sujetó con ambas manos el fino cuello de su presa, presionando con firmeza quitándole el aire y debilitándola, hasta finalmente poder hacer lo deseado. Dejó de presionar la garganta del albino, aunque sin soltarla, mientras comenzó a fundirse en un intenso beso.
Frío, un perfecto amante para el calor aunque muchos pensaran lo contrario, el intenso congelar podía hacer que tus huesos mismos se quemaran, ambos repeliéndose pero al mismo tiempo siendo llamados. El quemar, el percibir un calor intenso siempre daba una sensación fría, era allí donde esos climas se unían como si fueran uno en el ataque del otro.
No buscó maldecirlo aún cuando se instaló la corona en su cabeza, no emitió ninguna queja aún cuando ahora estaba a milímetro de él, y es que sabía bien que cualquier asunto relacionado con cercanía sólo llevaba a una cosa, y eso le obstinaba a ser rebelde a mostrar un deseo de desprecio vivo.
Estaba demasiado terco a no permitir nada de aquel beso que el otro demandaba, menos a escucharlo, mordiéndose su labio para no quejarse aún cuando tuviera ese deseo tan demandante de dejarle saber su desagrado, se iba sofocando y sintiendo leve sabor metálico de la herida que se causó así mismo, jadeó sin poderlo evitar por los dedos que presionaban contra su cuello.
La asfixia en la mezcla con ese beso fue algo que disfrutó por unos instantes, dejándose llevar por la degustación del otro en su cavidad, apresándose aún su escaso aire en tan demandante beso que le provocaba un cosquilleo vivido en su cuerpo, pero conforme se iba haciendo consciente de la inexistencia de aquella fuerza en su cuello mordió la lengua ajena.
Dio una bofetada al otro. -Quien te permitió tocarme.-, Apartó haciendo de su magia un látigo pues tomar la espada, no serviría de mucho pues era un arma de corto alcance, y prefería morir de cansancio por defenderse que volver a ceder al encanto.
Saboreó la sangre que emanaba de la lengua herida y después habló. -Lograste romper mis cadenas, impresionante. Sigues siendo el maravilloso guerrero de antaño. No has perdido tu brillo y eso es motivador. Debo advertirte que con látigo en mano solamente logras excitarme más, tengo el deseo de violarte aquí mismo… pero ha sido suficiente por hoy. Corta las negativas y acepta tu destino, como buen perdedor. Inclínate ante tu rey. Será divertido repetir la historia, acepta tu lugar como mi sirviente. Si te resistes te arrepentirás. No querrás ser un mal huésped permitiendo que ese delicado cuerpo sufra las consecuencias de tu rebeldía, ¿verdad?
-Tú por el contrario perdiste brillo.-, Relamió sus labios pasando sobre su herida, y el sabor metálico fue desprendido por el toque de su lengua. -¿Realmente crees que me importa?-, Cuestionó antes de azotar el látigo con un fluido movimiento de su mano para enredarse en el cuello de ese sujeto frente suyo, pasando a hacerle sentir lo mismo que buscó provocarle, la asfixia.
-Al parecer ya has olvidado como soy, no tengo interés en este cuerpo, si este es destruido puedo buscar otro.-; Se iba a acercar a él pero sintió una magia familiar dominar su cuerpo, así que se alejó, volviendo a estar seguro, ahora lo recordaba, el cambio que sufrió cuando fue capturado por él, y tal vez su terquedad lo mantuvo lejos de su radar, no debía permitir que los lazos del destino volvieran.
Desvaneció la presencia de su magia. -No aceptaré nunca nada… Así que puedes irte despidiendo…-; Caminó hacia donde estaba la falsa pintura tocándola de nuevo. -Esta vez todo será diferente.-; Quemó aquella falsedad aunque más lo hacía por el significado de aquella pintura.
Recuperó la libertad en sus movimientos. Estuvo siempre consiente en aquella disputa, pero sin tener el control. Alguien más lo había usado como marioneta, moviendo su cuerpo contra su voluntad, expresando a través de su boca pensamientos que no eran suyos. Su prometida se había desmayado luego de aquello, preocupado se acercó a ella y la sostuvo entre sus brazos. Recordó el calor del beso, el dolor en su lengua seguía latente. Si lo había deseado, pero no siendo manipulado por alguien más. Pensó que aquella isla realmente estaba maldita, tenía que escapar de allí junto a Engel de inmediato, aunque nada le aseguraba que aquellos espíritus no los siguieran más allá. La cargó, la sintió tan liviana y frágil que tuvo miedo de romperla, lo mismo había sentido cuando años atrás la había tomado a la fuerza. Agarró una lámpara de gas que se encontraba en aquella habitación, con dificultad por tener sus manos ocupadas con un cuerpo, y abandonó el lugar. El pirata finalmente había secuestrado a su majestad.
XD! jajaja bueno tiene una relación de siglos eso es bueno
XD aunque a ver como le va esta vez
XD! jajaja muerte tragica tal vez xD
Tanto Pokemón en mi infancia para cometer un error así (?) He estado pensando, los pokemón de hielo tienen desventaja con los de fuego, y es que lógicamente el fuego derrite el hielo XD!... Bueno, digamos que por esta vez pasó solamente porque usó mucha más energía que Kyrus, pero tendré que darle otros poderes a la hora de enfrentarse a tu piromaniaco, para hacer las batallas más coherentes en el futuro.
Técnicamente, ya están muertos... pero si desaparecerán de la faz de la tierra sus almas, quien sabe. Para ellos dos si tenés permitido pensar final trágico XD
Jajaja XD! Meno muere uno a mano del otro por culpa de los celos xD Esos malvados celos que no dejan a nadie >.> Que traicioneros...
Sería un buen final. Y si, todos llevamos aunque sea un poquito de "novia psicopata" adentro XD!... ¿Sabes cuál es la novia psicopata del meme?... *busca*... Huy, ¡algunos me recuerdan a Masamune y a Ranjiv! XD
1. http://i66.photobucket.com/albums/h258/Yuki_Bakura/screenshots3/meme-oag-marryyou.jpg
2. http://i66.photobucket.com/albums/h258/Yuki_Bakura/screenshots3/31687606.jpg
3. http://i66.photobucket.com/albums/h258/Yuki_Bakura/screenshots3/32498306.jpg
4. http://i66.photobucket.com/albums/h258/Yuki_Bakura/screenshots3/tumblr_m8y02sdBX01r8dq3do1_500.jpg
Jajajaja xD!
Bueno no creo que llegue a tanto xD
Jajajaja eso ni yo me la creo
¿Qué no? Masa no es tan extremista como 3 y 4... pero no podés negar que Ran si. Es más, él no necesita excusas como "se suicido, yo no fui", confiesa sus crímenes por celos orgulloso XD
Jajaja bueno bueno xD pequeñas cosas, pequeños detalles de la vida de un criminal jajaj eso es entrete asi que esta bien xD!
Esos dos sí que tienen una relaciñon SM xD
Tengo una duda sobre Engel. Se supone que Masamune le quitó su virginidad, ¿entonces esas orejas que lleva son falsas?
No son sus originales, pero tampoco de juguete. Pueden sentir como las que perdió, y se caerán cuando vuelva a tener sexo. Cuando Engel escapó buscando olvidar el pasado, estas fueron recreadas por otro personaje de Suan. Lo mencionamos en la conver MSN del primer artículo que subí dedicado al foro: http://ruined-kingdom.nocturnal-romance.net/?p=5480